Con los pies en el suelo, y la cabeza en las nubes.

sábado, 28 de enero de 2012

Para tí, amor.

Supongo que es hora de decir adiós, ¿no? bueno, alguna vez teníamos que decirlo. Aunque nunca creí que este momento iba a llegar tan pronto. Reconozco que no tuve el valor suficiente para aceptarlo cuando pasó, y ahora tengo que arrepentirme de todo lo que dije en aquel lugar. 

Supongo que cometimos errores de los que ahora nos da miedo volver a cometer, pero, es normal sentir esto, ¿no? quizá es que en el fondo somos mas débiles de lo que pensamos. No pretendo ser totalmente fuerte, aunque lo intente no lo podría conseguir. Me duele, tengo que admitirlo. Los recuerdos me atormentan en todas y cada una de las noches que han pasado desde aquel día. Son todos tan bonitos que sólo puedo pensar en que me encantaría volver a vivir cada segundo de ellos y aprovecharlos hasta consumir toda su esencia. Pero, como una vez te dije, la realidad me tiene cogida de la mano. 

Y fíjate, ya no nos queda nada. Se nos escapó de las manos, se esfumó como el humo de un cigarro. 

Supongo que ya sabíamos que pasaría, y a pesar de ello, quisimos engañarnos diciéndonos que seria para siempre. Y al final, se rompieron todos los lazos que nos tenían atados el uno con el otro. Por que aunque queramos, ya no volverá a ser lo mismo. Que sepas que no te lo digo con rencor, ni siquiera con enfado. La tristeza se a hecho de mi, no te lo niego, pero entiéndelo, no soy más que una niña. Supongo, que intentaste comprenderme y al final te llevaste una desilusión, no era como te imaginabas, y ahora yo te pregunto ¿quién lo es? La vida está llena de decepciones, y no nos queda otra que aprender a convivir con ellas. Y a mí, no me queda otra que aprender a convivir contigo. 

Supongo, que después de todo llegamos a rozar el cielo. A pesar de que el salto no fue lo suficientemente alto como para poder alcanzarlo. Después de todo, me has hecho sentirme incluso bien conmigo misma. A sí que, gracias por enseñarme cosas que nunca creí que llegaría a saber. 
Supongo que, algún día, nos volveremos a ver. Hasta entonces...


                                                          Suerte.

sábado, 21 de enero de 2012

Algo que jamás podré olvidar.

Entonces dijo: "Nos veremos ahora, ¿no?"
Y contesté: "por supuesto, pero... ¿Dónde?"
Y rápidamente respondió: "En nuestros sueños"
Sorprendida anuncié casi sin darme cuenta: "cual enamorados en la noche..."

Y me quisiste haciéndonos daño.


Dime el porqué hiciste eso... Por qué... 
Por qué tuviste que clavar tus ojos verdes en los mios... y dejarme indefensa ante esa mirada que reflejaba a una chica poca cosa para ti... 
Dime, ¿por qué? ¿Por qué me elegiste a mi, y no a otra... a otra de entre muchas tantas?
Por qué besaste mis labios deseosos de beberse los tuyos, cuando mi respiración se entrecortaba y mi mente comenzaba a dejar de pensar por si sola. Cuando mis movimientos sólo eran meros impulsos y el pensamiento incontrolado empezaba a descontrolarse aun más. Por qué no me paraste cuando mis manos comenzaban a conocerte mejor, y mis ojos miraban a los tuyos con un sentimiento tan grande... incluso para tí... Por qué no me detuviste cuando ninguno de los dos tenía marcha atrás y el tiempo se paró dejando en su memoria vanos recuerdos de lo que era el sufrimiento. Por qué me dejaste desnuda ante tí y me quisiste... me quisiste haciéndonos daño...

Ya no puede más.

El corazón palpita lágrimas y llantos.
Ya no puede más. 
Quiere salir, y viajar.
Pero, ya no puede más.
Saber amar, ¿realmente lo desea?
sí, pero ya no puede más.

Quizá el día que no esté ahí,
que falte su risa fingida,
y no quede más que su silencio,
nos preguntemos donde fue a parar...
y no sepamos contestarnos, por que el ya no pudo más.

Intenta comprender que le hará daño.
Y es que ya es demasiado tarde.
Ya no puede más. 
Volar, saltar, sonreír.
Efímera felicidad, pero todos sabemos que 
eso es un cuento.
No es real. Y ya, ya no puede más.

Quizá el día que no esté ahí,
que falte su risa fingida,
y no quede más que su silencio,
nos preguntemos donde fue a parar...
y no sepamos contestarnos, por que el ya no pudo más.

Está harto de mentirse tanto.
¿pero qué más da? 
a nadie le quiere importar.
Y ya no puede más. 

Quizá el día que no esté ahí,
que falte su risa fingida,
y no quede más que su silencio,
nos preguntemos donde fue a parar...
y no sepamos contestarnos, por que el ya no pudo más.

y tan egoístas fuimos, que ni nos dimos cuenta de que 
se fue, así, sin más...

Quizá el día que no esté ahí,
que falte su risa fingida,
y no quede más que su silencio,
nos preguntemos donde fue a parar...
y no sepamos contestarnos, por que el ya no pudo más.

Una canción que nunca pudo ser escuchada.



Cómo una brisa fria, cortante
siento que aun no lo comprendo...
¿acaso no estoy hecha para el amor?
No. Soy demasiado cobarde para eso...

Pude sostenerme por mi misma; pero
llegó tu hermosa sonrisa, destruyendo todo mi mundo
y ahora sólo puedo verte a ti, sólo ati y tus recuerdos.
Me duele saber que no eres para siempre y que aun así
dependo de ti... 

Cómo en ninguna parte, sólo las sombras sabrán dónde estará mi reflejo.
Pero esto, ya no tiene vuelta atrás... te lo entregué todo.

Así que comenzaré a andar por las sendas de tus caminos.
No sé dónde acabaré. Ni siquiera si esto tiene final.
Pero algo si que sé, que ya no habrán más lágrimas.
Ya no más... 
Así que cogeré todo el valor que me queda y tiraré de mis fuerzas.
Y comenzaré a quererte, comenzaré a marcar mis pasos yo misma. 
Porque hay algo que sé, que ya no habrán más miedos...
ya no más...

Todavía no puedo ver la diferencia, esa pequeña diferencia
que te hace especial a todo lo demás.
No quiero darme cuenta de que perdí el control.
Que tu presencia se convirtió en algo tan esencial como el respirar.
Se que me equivoqué, y que aún no encuentro la solución perfecta... 
¿y si no la hay? Gritaré al viento que es mentira. 

Y es que me siento tan pequeña, tan débil...
No logro ver quien soy realmente  a tu lado...
¿soy yo o es mi reflejo? no lo sé, me derrumbo en mis defectos.
Aunque me levante, siento que volveré a caer y 
aún así lo sigo intentando, eres cómo el sol que ilumina mi oscura habitación.

Cómo en ninguna parte, sólo las sombras sabrán dónde estará mi reflejo.
Pero esto, ya no tiene vuelta atrás... te lo entregué todo... 

Así que comenzaré a andar por las sendas de tus caminos.
No sé dónde acabaré. Ni siquiera si esto tiene final.
Pero algo si que sé, que ya no habrán más lágrimas.
Ya no más... 
Así que cogeré todo el valor que me queda y tiraré de mis fuerzas.
Y comenzaré a quererte, comenzaré a marcar mis pasos yo misma. 
Porque hay algo que sé, que ya no habrán más miedos...
ya no más...