Con los pies en el suelo, y la cabeza en las nubes.

sábado, 18 de febrero de 2012

Juntos, por siempre.

¿Cómo puedo escapar del laberinto de tus ojos? Nunca creí que me enontraría completamente desnuda ante tí, indefensa y frágil. Tan cerca en la lejanía. ¿Cómo puedo atrapar tu aliento y entrelazar nuestros cuerpos? Otra vez el pensamiento envenenado penetra el corazón engañandolo, haciéndole daño. ¿quién eres? ¿eres humano? ¿lo eres? No. Claro que no. Nadie podria estar a la altura del templo en el que te encuentras. ¿cómo puedo llegar hasta a ti? Si ni siquiera te conozco y ya te echo de menos. Ven, cógeme de la mano, nos iremos de aquí esta noche. Por fín seremos uno. Ven, no tengas miedo, conoceremos aquello que no pudimos descifrar separados. Ven, sujétate fuerte y no me sueltes nunca. Saltemos ahora que podemos soportar la caída, y volvamos a saltar aún más alto. Vivamos la dulce realidad que puede convertirse en mentiras. Convirtamos nuestro cuerpo en aire, volemos. Finjamos conocernos para sorprendernos aún más de nuestras virtudes y superar esos defectos que nos hacen ser tan nosotros. Dejemos que el tiempo pase, que no se pare nunca, para no agarrarnos a la amarga monotonía. Vamos, amor, despleguemos nuestras alas, surcaremos el cielo juntos.

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