Con los pies en el suelo, y la cabeza en las nubes.

jueves, 17 de mayo de 2012

Cosas que tenían que pasar. Y después de todo, no me arrepiento.


Cuéntame cosas de la vida.
Aquellas cosas de las que solíamos hablar.
Cuentame qué pasó con cada paso que dimos.
Aquellas cosas de las que solíamos disfrutar.


Háblame de las gotas de lluvia que nos bebimos juntos,
de los paseos bajo la mirada de una luna impaciente.
Busquemos una excusa para darle al fin de este capricho.
Busquemos una respuesta que no suene coherente.


Volvamos a explotar con un millon de locuras.
Hagamos de nuestra indiferencia el alimento para la curiosidad.
Imaginemos de nuevo que somos alguien el uno para el otro
y en silencio recordemos que fue lo que mató nuestra felicidad.


Ahora miramos cielos diferentes al que solíamos mirar.
Respiramos aromas distintos de los que solíamos disfrutar.
Ahora, esos ojos que fueron míos son de otra persona.
Pero era justamente lo que tenía que pasar.


Cuéntame cosas del mañana.
Aquellas cosas que solíamos anhelar.
Cuéntame como me convertiste en un extraño
por aquellas cosas que solíamos ignorar.


Háblame de las promesas que quedaron entre los cristales rotos.
Dime dónde se quedaron las ganas de gritar.
Porque creimos en un mundo perfecto,
en  dónde tras una mentira no había nada más.


Volvamos a explotar con un millon de locuras.
Hagamos de nuestra indiferencia el alimento para la curiosidad.
Imaginemos de nuevo que somos alguien el uno para el otro
y en silencio recordemos que fue lo que mató nuestra felicidad.