Con los pies en el suelo, y la cabeza en las nubes.

sábado, 11 de febrero de 2012

Tú, sólo tú hiciste esto.

Te agarraste a un clavo ardiendo. A pesar de que no sabías si ibas a ganar o no. Te diste cuenta, al final, te diste cuenta. Este clavo era un estúpido inocente. Y fue así, cómo supiste manejar el metal como quisiste, sin importar lo que sintiera él. Total, solo es un cuerpo inerte, que ni siente ni padece. Qué mas da, si su corazón te cabe en un solo puño. Qué más da, si pronto le dirás adiós, quitándole hasta el ultimo suspiro. Corrompiendo el alma de este ser. Convirtiéndolo en esto que ahora vive dentro de él.